Reendodoncia 27

La anatomía de un diente puede llegar a sorprender por la forma de sus raíces. Hoy os enseñamos un caso bonito de ver por las curvas de los conductos, además de la salud que gana la paciente al retirarle el dolor y salvarle la muela.

Los pacientes suelen ser reticentes cuando les pides un CBCT (para que nos entiendan, les decimos que necesitamos un TAC dental). Unas veces es por el hecho de tener que pagarlo sin la seguridad de que llegue a ser útil (que se pueda usar para el ámbito endodóntico o quirúrgico). Otras veces porque les hace desconfiar en si sabemos lo que estamos haciendo. Lo que muchos no saben hasta que lo han visto es que esta prueba es muy útil, no solo para valorar si la pieza se puede salvar o si es necesaria la extracción, sino que también lo es para poder realizar una reendodoncia o una cirugía periapical lo mejor posible localizando todos los conductos que tiene.

No es por no saber lo que hacemos, sino para hacer lo que se nos da bien de la mejor manera posible y evitar, así, futuras visitas por dejarnos algo por solucionar en el tintero o incluso perforar en el caso de dientes calcificados o pequeños, entre otras posibilidades.


Esta paciente acudió a nosotros referida por otro doctor, con iniciativa de hacer todo lo que la doctora le recomendara porque sabía que estaba en buenas manos. Llegó a la clínica con percusión sintomática, habiendo tomado antibiótico previo por una agudización que tuvo la semana anterior.

Tras ver el CBCT que nos trajo por petición de la doctora Landa después de la primera valoración, pudimos ver el problema enseguida. Además de que el relleno estaba más bien escaso o muy poco compacto, había un conducto restante por tratar, el mesiopalatino, uno que no se suele buscar por ser difícil de hallar normalmente. Sin embargo, el microscopio nos facilita muchísimo esta labor. Aprovechamos para limpiar y rellenar mejor los conductos.

En la primera cita, empezamos el tratamiento yendo a buscar el conducto pendiente a tratar primero que nada. Una vez localizado, retiramos toda la gutapercha que pudimos y terminamos la cita, como es costumbre, colocando hidróxido de calcio en los conductos y tapando el acceso con cemento provisional.

En la segunda cita, retiramos la gutapercha antigua restante y buscamos el calibre y longitud idóneos para rellenar los conductos en buenas condiciones y sellando bien las raíces tras la irrigación final. Pudimos aliviar por completo el dolor que tenía la paciente y pudo mantener la pieza en boca.

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