La importancia de mantener el nervio
El nervio de los dientes es un indicador que nos avisa cuándo algo va mal. Si lo retiramos de buenas a primeras, perdemos esa alarma. Por esto, aunque las endodoncias son importantes para evitar infecciones al morir el nervio, entre otros usos, también es necesario preservarlo el máximo tiempo posible. Para ello, tenemos distintas técnicas que, si conseguimos tener las condiciones idóneas, evitarán con éxito la extracción del nervio. El microscopio juega un gran papel en estos casos.
Tenemos la pulpectomía y la pulpotomía, por ejemplo. Pero antes de llegar a ese punto, tenemos la posibilidad de un recubrimiento pulpar directo (RPD) o uno indirecto (RPI).
La siguiente paciente acudió a la clínica con unas caries grandes con posibilidad de terminar en endodoncia. A pesar de que radiográficamente no se veían las caries tan avanzadas, en boca sí lo vimos. Dos de las caries que arreglamos llegaron a dejar a la vista (clareaba) un cuerno pulpar sin llegar a exponerlos, uno más que otro. En ambos casos decidimos realizar un recubrimiento pulpar indirecto para evitar tener que hacer la endodoncia, ya que una vez expuesto el nervio este puede morir y provocar infecciones si se deja como está.
En el caso del RPI, tras limpiar toda la caries o prácticamente toda (se dejaría una fina capa (1mm) que sea capaz de endurecerse con la «medicación» que se coloca debajo del composite en caso de que la retirada total provocara la exposición del nervio), antes de empezar la reconstrucción del diente, se pone en la base una capa de MTA o Biodentine y, una vez endurecido el material, se reconstruye de la manera habitual.
En el caso del RPD el procedimiento es el mismo, con la diferencia de que sí se expone parte del nervio. Sin embargo, este puede tener éxito en caso de no haber dolor y un control del sangrado total, ya que la «medicación» solo debe estar en contacto con la dentina.
En las fotografías que tenéis a continuación se puede ver las exposiciones de nervio, uno que clarea y otro que se ve como una muesca. En ambos casos se colocó MTA como se ve en la tercera imagen y, tras endurecer, se realizó la obturación con normalidad. Tras uno y dos años de cada recubrimiento pulpar, la paciente sigue sin dolor. Cabe destacar que en ningún caso tuvo dolor ni sangrado, lo cual ayuda a que el nervio no se vea afectado por al agresión que supone una obturación (arreglar una caries).
Exposición 1.4 (2022) | Exposición 2.7 (2023) | Colocación de MTA 2.7 | Obturación 2.7 |